miércoles, 25 de septiembre de 2024

La señorita Mackenzie - Anthony Trollope

Esta es una de esas novelas de las que se podría decir mucho, pero entonces estropearía demasiado la trama a futuros lectores, y pienso que "La señorita Mackenzie" necesita ser leída sin demasiada información previa. Yo la leí sabiendo lo justo de la historia y así es como pude disfrutar de lo emocionante de su lectura.

La evolución de la historia de esta novela es bastante curiosa. Justo cuando nos hemos acomodado a un hilo narrativo surge un nuevo hilo, y cuando nos hemos vuelto a acomodar el autor vuelve a centrar la narración en un nuevo asunto. Casi pareciera que la novela tuviera vida propia y Anthony Trollope entendiera las nuevas necesidades de su novela y se fuera adaptando a ella. Es una apreciación quizás muy personal, pero yo distingo en "La señorita Mackenzie" tres hilos narrativos bastante diferenciados.

El primero de ellos no podía ser otro que la presentación de Margaret Mackenzie, una mujer pasados los treinta, soltera y que ha pasado su juventud cuidando de su padre primero y luego de un hermano enfermo. Cuando este muere ella hereda, por sorpresa de muchos, su fortuna. Trollope hará un análisis muy acertado - y lo seguirá haciendo a lo largo de toda la novela - sobre las motivaciones, dilemas, ilusiones y sentimientos de esta mujer. Y lo hace además de una forma muy creíble, a pesar de ser un autor masculino con una protagonista femenina (cosa que a veces en mi opinión no suele ir bien emparejada). Margaret Mackenzie, que acaba de heredar una fortuna se muda a Littlebath y allí entra por primera vez en sociedad. Este primer "hilo narrativo" se centra en la formación de nuevas amistades y en su entrada en sociedad, con lo que surgen, inevitablemente, problemas y dudas sobre esas reglas o normas no escritas de la sociedad; también sentirá la presión social y la influencia perniciosa de algunos personajes... Además, teniendo una fortuna en sus manos es lógico que aparezca gente que le pida dinero y otros, además, le pedirán su mano en matrimonio: tres pretendientes nada menos.

En el segundo hilo narrativo - insisto en que esto es una impresión personal - Trollope hace una análisis bastante exhaustivo sobre la decisión del matrimonio. Trollope nos deja claro que Margaret Mackenzie desea casarse, aunque a veces pueda parecer tener dudas. Su fortuna le da la seguridad necesaria para no tener que tomar esa decisión a la ligera, porque el matrimonio es, desde luego, un asunto serio. Nuestra protagonista es una mujer con muchos valores positivos, pero además es que es sensata y reflexiva y, a pesar de haber vivido lejos de la sociedad y de no tener muchos recursos contra las influencias ajenas, ella misma tiene un carácter poco influenciable. Esta parte de la novela es quizás la que más me ha interesado y creo que Trollope se tomó muy en serio las reflexiones de su heroína sobre el matrimonio. Pensemos por un momento en la difícil infancia de Anthony Trollope con un padre que va contrayendo deudas y una madre que tiene que empezar a trabajar para sacar a su familia adelante. Es lógico que Trollope reflexionara sobre la importancia del buen casarse. Su protagonista va a tener que razonar mucho sobre los pros y los contras de cada uno de sus pretendientes, algunos con unos contras algo molestos, porque al no haber por ahora ningún sentimiento amoroso la decisión tendrá que ser tomada más con la cabeza que con el corazón. Cual de sus pretendientes es la mejor opción y con cual podría formar un buen matrimonio es algo que Margaret Mackenzie no deja a la ligera.

A pesar de que el tercer hilo narrativo siga girando sobre el tema del matrimonio, ya no es el tema protagonista, al menos no de la misma manera que en los capítulos previos. Esta tercera parte es, quizás, la más novelesca de todas: está llena de cosas absolutamente inesperadas, de rodeos, de giros, de dificultades, etc. Tengo que ser sincera, al final la novela - a pesar de que engancha y uno necesita conocer el desenlace - se me ha hecho algo larga justo por todos esos cambios inesperados. Creo que no era necesario tanto despliegue en esta historia. Era bonita tal como la estaba contando, sencilla, reflexiva, era interesante meterse en la cabeza de una mujer del siglo XIX tomando nada menos que una decisión sobre con quién debería casarse. Trollope, después de alargar una historia, que ya era de por sí, perfecta, termina solucionándola en un par de páginas. Demasiado brusco, a mi parecer. 

Aún así la recomiendo. Un acierto.

Carta de una desconocida - Stefan Zweig

Un escritor recibe una carta de una mujer que lleva toda su vida enamorada de él y que, en sus últimos momentos, quiere sincerarse y abrirle su corazón. Esa es la idea central.

Así de pronto el argumento me gustó, pero voy a ser franca. La novela fue publicada en 1922, cuando el autor ya tenía 41 años. ¿Me parece una novela de madurez? No. ¿Me parece una novela que merezca tiempo y dinero? Tampoco. He leído maravillas de este pequeño cuento, que tardas nada y menos en leerlo, pero quizás yo sea de ese escaso porcentaje de gente a la que no le ha gustado nada. Le he ido dando oportunidades a Stefan Zweig y a mí me sigue pareciendo un escritor sobrevalorado. No es un Proust, ni un Thomas Mann, ni un Dostoievski. Decir que Stefan Zweig es un genio de la literatura es excesivo y, sobre todo, falso. 

Es difícil para un autor elegir a una protagonista del sexo contrario y que sus reflexiones, preocupaciones, o incluso su forma de expresarse, parezcan reales sin caer en clichés o estereotipos. Ahora se me viene a la cabeza Delibes, con su brillante análisis de Carmen Sotillo en "Cinco horas con Mario", que es una joya a todos los niveles o "La señorita Mackenzie" de Anthony Trollope. Pocos autores consiguen convertir a un protagonista del otro sexo en algo que el lector perciba como real. Para mí, Stefan Zweig no lo ha conseguido. Ha caído en estereotipos, en cursilerías, en repeticiones dramáticas para darle más tragedia al asunto. Ha hecho un texto poco creíble, con frases que es poco probable que nadie escribiera en una carta de este tipo. Se ha valido de una tragedia in crescendo para generar, supongo, sentimientos afines en el lector, pero a mí me ha llevado al punto contrario. Me ha parecido un cuento simplón, afectado, cursi - cursilísimo -, que pareciera escrito por un autor novel en lugar de por un autor ya con experiencia. 

No, no lo recomendaría.