Jessica Mitford escribió Nobles y rebeldes cuando tenía 43 años, en 1960. La sexta hija del barón de Redesdale escribe aquí parte de sus memorias de juventud: su vida en Inglaterra, el nacimiento de sus ideas de izquierdas, su escapada a España con su primo segundo Esmond Romilly (sobrino de Winston Churchill) en plena Guerra Civil y su viaje a los Estados Unidos.
Las hermanas Mitford serían para cualquier padre un quebradero de cabeza. Todas ellas fueron mujeres de carácter a las que poco les importaron las convenciones sociales o las tradiciones de su clase. Estas seis mujeres se criaron algo aisladas del mundo, en el campo, en la casa familiar llamada Swinbrook House y poco apreciaron sus viajes al "continente", estancias en Londres o en Escocia... ellas, más concretamente Jessica Mitford, recuerdan aquella etapa como la más aburrida de su vida, sin ningún estímulo externo, lejos del contacto con otros niños y bajo la vigilancia de la institutriz. Todas, a su manera, quisieron salir al mundo y vivir intensamente y, mejor o peor, así lo hicieron.
Jessica Mitford |
La madre sufridora |
Lord y Lady Redesdale no tuvieron muchos momentos de felicidad, me temo.
Jessica Mitford y Esmond Romilly hacían la pareja perfecta de ovejas negras (o de ovejas rojas). Se rebelaron contra su familia y contra todo lo que representaba su clase social. Eran niños bien que quisieron desclasarse. Eran rebeldes, de izquierdas, comunistas, luchaban contra la autoridad y contra las normas, y contra su propia herencia de clase. Se quisieron meter en todos los embrollos posibles, y no dudaron en fugarse a España en plena guerra civil (uno como periodista y la otra como su ayudante), y después irse a "hacer las Américas" en un coche de segunda mano y con el dinero contado. Trabajaron como camarero, dependienta, vendedor de puerta a puerta... todo muy alejado de su nivel social, y todo lo vivieron como si fuera una aventura, con un optimismo y una seguridad extraordinarias. Conocieron a todo tipo de gente a lo largo de América y les pasaron las más divertidas anécdotas. No todo fue de color de rosa, también tuvieron sus momentos amargos (la pérdida de su bebé, el intento de suicidio de Unity), pero Jessica Mitford, aún a pesar de dejarnos ver su dolor sabe seguir adelante en todos los sentidos.
Decía Milosz Czeslaw en La mente cautiva algo así como que "podríamos haber deseado que nuestra vida hubiera tenido menos emociones" (no recuerdo la frase literal). Pero resume muy bien la locura de aquella época. Jessica Mitford va analizando las sensaciones que se vivían en aquella etapa, donde recibían las noticias a través de la radio y periódicos a miles de km de Inglaterra. Nada se sabía de lo que iba a hacer Francia o Inglaterra, si luchar contra el fascismo o si unirse a Alemania para luchar contra la URSS, pero llegó la sorpresa inesperada, en 1939, del Tratado de no agresión entre Alemania y la URSS. Alemania después invadiría Polonia y allí empezó todo. Inglaterra le declararía la guerra a Alemania (también Francia), Unity se pegaría un tiro y Esmond se uniría al ejército canadiense para luchar en la guerra contra el fascismo.
Nobles y rebeldes es un libro muy entretenido, bastante recomendable. Jessica Mitford vivió intensamente cada momento de su juventud. Se involucró en lo que creía y nunca se puso límites.
Habla de su época, de su vida, de su familia, de su estrechísima relación con Unity y después de su distanciamiento, de sus emociones y de todas sus aventuras, que no fueron pocas. Muy recomendable.
Como curiosidad, totalmente ajena a la temática del libro, me gustaría comentar la impresión que tienen Esmond y Jessica sobre las diferencias entre el carácter americano y el europeo (concretamente el inglés) que me ha hecho recordar a Henry James. Un siglo de diferencia hay entre las dos obras (Nobles y rebeldes, y Los europeos), pero la percepción sobre esa diferencia de carácter es exactamente la misma. Henry James es americano, y Jessica Mitford es inglesa, pero ambos parece que conocieron muy bien a sus congéneres. Aquí dejo una cita de Jessica Mitford:
Después de la encantadora y simplona inocencia de los estadounidenses, ha sido fascinante volver a las sutilezas y las bajezas de muchas de las personas que conocemos aquí en Inglaterra, donde un comentario no significa exactamente lo que parece, sino que más bien es una puñalada trapera.Jessica Mitford pone en palabras lo que insinuaba Henry James.