domingo, 28 de junio de 2015

Los papeles de Aspern - Henry James



Los papeles de Aspern es, junto a Otra vuelta de tuerca, uno de los relatos más conocidos y valorados de Henry James.

Henry James escribió esta novela corta, publicada por entregas en la revista The Atlantic Monthly, en 1888, cuando tenía 45 años. La historia recrea un hecho real: el capitán  Edward Augustus Silsbee, enamorado de la obra de Percy Shelley, viaja a Florencia con la intención de conseguir que, la que se dice que fue amante del poeta, Claire Clairmont, le permita leer su correspondencia. Clairmont, ya muy mayor, moriría durante esa visita y su sobrina propone a Mr Augustus una curiosa proposición: las cartas a cambio de que se case con ella. El trato no debió convencer al americano, que saldrá de Italia sin haber visto ni una de las cartas de Shelley.

Esta singular historia es el origen de Los papeles de Aspern, donde un estudioso de la obra del poeta americano Jeffrey Aspern llega a Venecia para intentar conseguir las cartas que todavía se supone que conserva su antigua amante, Juliana Bordereau. Juliana es ya una anciana en sus últimos días y la última de los amigos del poeta con vida. El narrador cambia su nombre, miente para que le alquilen varias habitaciones en el palazzo y además le hace la corte a la sobrina para ganársela. La historia de Henry James no varía mucho de la anécdota real. Juliana vive con su sobrina, muere durante la estancia del narrador y la sobrina hace la misma proposición que recibió el capitán Augustus Silsbee tiempo antes. No diré si Henry James cambia el final de la historia original, eso tendrás que comprobarlo tú, lector. No más (grandes) spoilers por hoy.

La novela no parece que nos ofrezca grandes cosas, pero es interesante en algún aspecto. Henry James fue uno de tantos escritores obsesionados con su privacidad. Destruyó buena parte de su correspondencia y pidió lo mismo a sus amigos. Lo mismo hizo Proust, que llegó a consultar a un abogado si podía exigir la destrucción de las cartas que había enviado (no, no podía, las cartas una vez enviadas dejaban de ser de su propiedad). La hermana de Jane Austen quemó una enorme cantidad de las cartas de su hermana. Emily Dickinson, Kafka... Muchos fueron los que pidieron lo mismo. Henry James con esta novela habla de la obsesión por conocer la vida privada de los autores, esa parte íntima y ajena a su obra, y la preocupación del autor porque su intimidad, sus frivolidades, sentimientos o miserias fueran leídos por desconocidos a lo largo y ancho del mundo. ¿Os los podéis imaginar? Como lectora de cartas, diarios y biografías me siento ahora como lectora de mercancía robada. Entono un mea culpa.

Aunque la novela tiene alguna cosa interesante y nos hace reflexionar más de una vez, no la consideraría una gran novela. Está bien como entretenimiento, pero no ofrece mucho más.