lunes, 2 de junio de 2014

Desgracia - J.M.Coetzee

4/5

La primera vez que supe de Coetzee fue a través de un marcapáginas donde, además de la portada de varios de sus libros, venía una fotografía del autor en blanco y negro. He de confesar que me pareció bastante atractivo, pero qué mirada más triste tenía!

Me leí una de sus novelas, pero no me llamó mucho la atención, ni siquiera recuerdo ahora cuál puede ser el título de esa novela. Y un día descubrí que mi hermana tenía todas las obras publicadas en español de este autor y que se las había leído todas, y que le encantaba, y que sabía que era pesimista, pero que qué bien escribía, etc etc. y yo me dije "entonces, Natalia, quizás lo hayas leído en el momento equivocado" y me recriminé por ello.

Hace unos días me apeteció ponerme con uno de sus libros, y escogí Desgracia, como pude haber elegido cualquier otro. No iba por ninguno en concreto. Ya sé que el título es algo premonitorio y que uno ya intuye que no se va a leer un libro con final feliz, sabes que va a ser una historia triste y te haces la fuerte, porque sólo es literatura ¿no?, no es real. Pura ficción.

Pero resulta que Coetzee escribe divinamente. Y ahí está la tragedia, porque si esta historia la cuenta un autor mediocre igual la olvidarías enseguida, pero no, la escribe Coetzee y es GRANDE, ahora lo veo. Y sufres, sufres mucho, y apartas el libro cuando ocurre la desgracia y dices "no, no voy a seguir, yo era feliz así, sin saber esto". Y sin embargo no puedes dejarlo porque ya el autor te ha metido dentro.

Puede que hasta la mitad de la novela no sucedan grandes cosas (pero qué bien está escrita!). Puede que la vida de David Lurie, profesor universitario y amante de las mujeres, no tenga nada de relevante. Puede que incluso la aventura con una de sus alumnas no te parezca interesante. Pero es que ahí está el principio: su renuncia al trabajo y su viaje a Sudáfrica oriental, donde su única hija vive sola en una granja. Todo va bien y sigues leyendo relajadamente en tu sofá. Y de repente pasa algo que lo cambia todo. Y ya sabes que ellos no serán los mismos, ni siquiera tú, porque tú también, aunque espectador/lector, vas a sufrir. Y aunque no sepas nada de la situación social en Sudáfrica, vas a opinar, vas a juzgar, vas a verlo como occidental que eres y no lo vas a entender. Seguramente tú mismo enfoques la situación como David Lurie y sus diálogos y pensamientos sean igual a los tuyos, pero qué pasa con su hija Lucy?, por qué no llegamos a entender a Lucy? Hay algo cultural que se nos escapa, algo de la tierra, algo de África (?) que se nos escapa. Y llegas tú, con tu forma de ver las cosas, con tu civilizada concepción del bien y del mal, y no entiendes nada. Crees tener la solución correcta, crees que irse es lo más adecuado, crees que dejarlo todo atrás es lo mejor, pero no. Lucy no lo cree así. Y te lo explica. Se lo explica a su padre, que tampoco la entiende. Son dos puntos de vista diferentes ante la tragedia. Dos puntos de vista completamente diferentes, como si pertenecieran a mundos distintos y alejados.

Es un libro amargo, con un final también amargo. Y, aunque Coetzee no siga su historia tú, si algún día piensas en ellos, ya sabes que seguirán sus vidas, aunque lamentablemente no como antes. Sabes que sobrevivirán, pero ya nunca lo harán felices.

Nunca.

El curioso incidente de un perro a medianoche - Mark Haddon

4/5

A veces no conocemos a los autores, pero algunos títulos son tan llamativos que nos quedamos con ellos en la cabeza. La novela de Mark Haddon es uno de esos títulos. No pensé que acabaría leyéndolo porque pensaba que era más bien de adolescentes, pero al final cayó en mis manos y pensé "por qué no?".
Desde la primera línea sabes que va a ser un libro distinto. No sabes si te va a gustar o lo vas a odiar, pero reconoces que es diferente. Su narrativa, a pesar de ser una simple novela contada en primera persona, es un tanto peculiar. Y sí, al principio te convences de que es un libro de adolescentes y que tú, ya adulto, ha sucumbido a la lectura juvenil. Te miras incluso mal a tí mismo. Pero de repente, cuando crees que es mejor dejarlo surge algo que no puedes explicar y que te lo impide. Apartas el libro y piensas, "pero qué pudo pasar con el perro". Y vuelves, aunque lo de menos en esta historia es saber qué le pasó a Wellington, el caniche de la señora Shears. Y digo lo de menos porque Christopher, nuestro protagonista de 15 años, con síndrome de Asperger, con sus escasas habilidades sociales, con su pasión por las matemáticas y por los números, por la lógica y la solución de problemas, ese adolescente que nunca puede contar mentiras porque las infinitas posibilidades de inventarse una le aturden y marean, ese chiquillo que no soporta que le toquen, ni le abracen, .... Ese chico, como digo, se te va a meter muy adentro y le vas a querer mucho. Pero mucho. Y cuando se ponga las manos en la cabeza y empiece a gemir si alguna situación le supera vas a querer estar a su lado y calmarlo. O cuando decida ir a Londres vas a querer acompañarlo , aunque tú nunca hayas pisado el metro de Londres y te pierdas en una calle recta, para que no se pierda entre mapas y paradas, para evitar que le pase algo. Vas a adorar a Siobhan, su profesora, que le dibuja caritas para explicarle las emociones y que siempre, cuando aparece, sabes que va a tener las palabras adecuadas. Y que él las va a entender.

En definitiva, El curioso incidente del perro a medianoche empieza, eso sí, con un perro muerto. Y es verdad que Christopher, que adora a los perros, decide descubrir qué es lo que le pasó. Algo así como si fuera un Sherlock Holmes adolescente. Pero esta novela corta no va sobre eso, va sobre explicarnos en palabras sencillas qué es lo que pasa por la cabeza de un niño autista, decirnos sus miedos, sus temores, sus inseguridades y también todo aquello que le causa satisfacción y donde encuentra su paz. Vamos a descubrir la fragilidad de esos niños, que siempre nos dicen la verdad y que esperan que no les mientan, que les calma seguir un horario y una rutina, que se asustan de extraños y se hacen un ovillo para protegerse del mundo.

Muy recomendable y muy entrañable!

domingo, 1 de junio de 2014

La vida, instrucciones de uso - Georges Perec

5/5

La vida, instrucciones de uso es una novela que a mí personalmente me ha parecido maravillosa, aunque las conclusiones que he sacado en esta segunda lectura no tienen nada que ver con la primera. Las historias que al principio me hicieron sonreír luego me dejaron un regusto amargo, porque Perec puede confundirnos con ese estilo tan particular de escribir.
Abrimos  la primera página de la novela, que no es otra cosa que la puerta a todo un edificio ( nº 11, Simon Crubellier, Paris), y nos deja subir las escaleras, y nos da acceso a todos los pisos, nos deja husmear en todos los cajones, en todos los papeles. Perec nos deja vía libre para conocer a todos los inquilinos (pasados o presentes), nos cuenta sus historias, sus dolores, sus tragedias, sus deseos, sus esperanzas, sus inquietudes y sus secretos. Nos deja tocar sus objetos, abrir sus armarios, ver sus fotos. Nos habla de sus amores, de sus llantos, de sus risas, de sus odios. Y sobre todo nos enumera, nos lo enumera todo, nos da largas listas de detalles, de noticias, de libros, de fechas. Perec está obsesionado con largas listas de detalles, y con esta misma obsesión nos acompaña al piso de arriba, nos baja, nos hace girar a la derecha o a la izquierda, nos sube al ático o nos deja en el sótano. Nosotros nos dejamos llevar y él nos guía. Puede parecer una locura, bueno, no, no lo parece, es que lo es.

Leyendo a Perec me he acordado de Proust, no por su estilo, que es completamente diferente, sino por el gusto al detalle. Proust describe con detalle emociones y sentimientos. Perec describe con detalle objetos y hechos. Sin embargo no hay sentimientos en la novela de Perec. Si él consigue que uno se enfade o se llegue a emocionar lo consigue sólo por esa necesidad del lector de inmiscuirse en la lectura, en cada historia.  Él no es un narrador sentimental, él nos cuenta de manera directa, objetiva, lejos de sentimentalismos, lo que ha pasado, lo que está pasando, lo que hay o lo que hubo. Y parte de su magia se debe a eso.

Es una novela para curiosos, para los que gustan de historias dentro de la historia, para los que cada personaje es importante y se le debe su propio momento. Es una obra GENIAL, con mayúsculas, porque hay que ser un genio para hilvanarlo todo y que todo encaje tan perfectamente como uno de los puzzles de Bartlebooth.

Si tienes curiosidad por saber qué es lo que pasa el 23 de junio de 1975, en la calle Simon Crubellier, nº 11, Paris, George Perec te está esperando para abrirte las puertas.